martes, 1 de junio de 2010

IDEARIO TEÓRICO

El Círculo crítico político es un espacio creado para "encontrarnos". El "encuentro" es lo que más nos motiva a ubicarnos en este espacio. Entendemos el "encuentro" como la confluencia de los rostros que buscan un mutuo reconocimiento desde el campo político. Un "tú a tú" que se acopla a la diferencia, que sigue la diferencia, que evita la homogenización de las convicciones políticas y que, en cambio, mantiene activo el intercambio de opiniones políticas.
El Círculo crítico político compromete a las personas que aquí nos encontramos con nuestras opiniones, nuestras expresiones, porque creemos que es necesario comprometerse políticamente. El compromiso es político y no ideológico, aunque necesariamente nuestras expresiones se pueden encontrar contaminadas por ideologías. Por ello, nos esforzaremos en argumentar antes que en afirmar.
En Círculo crítico político nos interesa el debate razonado, la tesis sostenida sobre una inteligencia de lo político y no sobre un dogma o una creencia. No defendemos ninguna postura política que no esté abierta al respeto de otras posturas.
El Círculo crítico político es heterónomo, es decir, se preocupa por la alteridad, por la experiencia de los excluidos. Es un grupo de reflexión en torno a otros modos de pensar lo político, a otras experiencias de lo político.
El Círculo crítico político habla de frente y con respeto. Es un espacio que quiere descolonizar las formas de pensarnos como sujetos políticos. Por eso aquí todos somos maestros y estudiantes, aquí creemos que nadie enseña sin aprender y nadie aprende sin enseñar, en contra de la idea de que existe una hegemonía del saber o del pensar.
El Círculo crítico político cree en la utópía de otro mundo posible política y económicamente y aunque no tengamos horizontes inmediatos de tranformación queremos vivir la experiencia de nuestros proyectos políticos como esperanza que resiste. En este sentido decimos que nos impulsa una esperanza que no aprende ni tiene memoria de un pasado que la suspenda. Nos une la esperanza como resistencia.
Somos colombianos pero creemos que es posible abrir el concepto de Estado nación a nuevas experiencias de Estado. Existe un lugar que amamos y que nos motiva a fundarnos, a crearnos, a pensarnos, ese lugar es nuestra América y por ella estamos dispuestos a mantener la esperanza en la resistencia por ahora intelectual.
Todo lo que aquí decimos lo firmamos con nuestro nombre propio y somo un colectivo público y virtual. No tenemos miedo de pensar. Si creamos textos a muchas manos, serán éstos nuestros textos, los de cada persona firmante porque pensar diferente no es delito ni terrorismo.
El Círculo crítico político no es de izquierda o de derecha, es crítico ante cualquier ideología que pretenda simular el mal político, o sea, la injusticia del hombre contra el hombre.
En el Círculo crítico político queremos pensar la realidad nacional y la realidad latinoamericana, africana y la de los continentes excluidos por las hegemonías dominantes. También las de los grupos que resisten en cualquier lugar del planeta.
Rechazamos la violencia como vía política y crítica, pues, la consideramos el agotamiento de lo político. Pero estamos dispuestos a resistir con firmeza frente a cualquier situación que sea de hecho injusta, no desde la agresión sino desde la posibilidad siempre abierta de la palabra. Ante el no diáologo o expresiones categóricas de orden afirmativo y no argumentativo resistimos con un pensamiento bien informado y bien argumentado.
Creemos que ser violento es dar pie a la estrategia de manipulación y señalamiento que justifica la represión por parte del Estado colombiano. Nuestro actual Estado autárquico, creado por la derecha, se autojustifica en la violencia. Desactivarla es necesario para desactivar la hegemonía de la represión de Estado.
En el Círculo crítico político creemos en la fuerza de la creatividad. Proponemos mundos a la vez que criticamos mundos. En este sentido no somos anárquicos aunque la anarquía tiene cabida si propone "positivamente", esto es, con factibilidad constructiva al menos en lo teórico, alguna forma de organización comunitaria en orden a la materialización de la justicia.


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